Con estupor hemos leído el artículo, el día 22 de mayo en el diario electrónico que Ud. dirige, El Mostrador, titulado “Las niñas putas del mundial de Brasil”. Si bien, la nota parece ser presentada por otro medio, es relevante que al exponerla el periodista no haya llamado a una mínima reflexión frente a tal nivel de violencia que sufren las niñas, niños y adolescentes víctimas de explotación sexual comercial. Lo planteamos porque el enfoque que se utilice para abordar un artículo, programa o noticia relacionada con cualquier vulneración que haya vivido una niña o niño, puede hacer la diferencia entre contribuir a la sensibilización de la problemática vulneradora o perpetuar construcciones culturales que dañan la dignidad de niños, niñas y adolescentes, como, lamentablemente, lo hace este periodista.
Niñas, niños y adolescentes no se prostituyen, son prostituidos por un adulto explotador. Ellas/os han llegado a esta situación por múltiples vulneraciones vividas desde su nacimiento, lo único que ha sido constante en sus vidas es la violencia, maltrato, abuso y desamor. Por tanto, ellas/os no han optado ni elegido este camino y lo vivencian de forma disociada, porque o si no, no podrían sobrevivir a esta tortura. Sin embargo, el explotador, un entorno cómplice y una sociedad que naturaliza esta violencia, le han hecho sentir que es su elección y su responsabilidad, por esta razón las chicas y chicos no se sienten víctimas.
Solo al vivir una experiencia amorosa, reparadora y respetuosa, logran, lentamente, comprender que se merecen un mundo distinto, que no tienen por qué tolerar esta violencia. Así lo hemos vivenciado desde hace 13 años en nuestro trabajo en los centros de acogida para niñas/os y jóvenes víctimas de explotación sexual comercial (ESCNNA). Ellas/os, sobrevivientes de tanto dolor y desamor, se merecen crecer en un mundo protector, cálido, sano, acogedor y por sobre todo amoroso y respetuoso de sus derechos.
Con el artículo publicado en El Mostrador, se reafirma, una vez más, la necesidad imperiosa de que las/os comunicadores reflexionen, profundicen en las diversas temáticas que exponen, porque sin duda pueden ser un referente importante para gran parte de la población, así, los medios podrían ir siendo parte relevante en la generación, promoción y difusión de una Cultura de Respeto a los derechos de niñas/os y jóvenes.
Denisse Araya Castelli
Directora Ejecutiva Corporación ONG Raíces